This is me.-

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14 jun 2010

Sigmud Freud, fusionado conmigo.-

Sería muy simpático que existiera Dios, que hubiese creado el mundo y fuese una benevolente providencia; que existieran un orden moral en el universo y una vida futura; pero es un hecho muy sorprendente el que todo esto sea exactamente lo que nosotros nos sentimos obligados a desear que exista. Sigmund Freud.
¿Creemos realmente lo que queremos creer, o creemos lo que la sociedad pretende que nuestro ser crea? Es increible como la sociedad puede inducir a una persona a creer en algo, a sentir que a veces está mal creer otras cosas que desencajen con la gran masa. Cuando nacemos no tenemos la posiblididad de elegir familia, lugar de origen, idioma, ni religión, y les aseguro señores, que esto marcaría una gran diferencia. Cambiaría por completo lo que hoy somos. Para mi pensar, no está mal a veces ir contra corriente, por nuestros ideales, más allá que no tengan nada que ver con las demás personas; para lograr descifrar el acertijo que mas de uno se habrá planteado en su vida: ¿Quién soy? ¿Qué hago en esta vida, cual es mi lugar?. Se imaginan una vida, sin la existencia hipotética de Dios? Como se dice, no existirían muchas cosas. Estará la gran masa, preparada para una vida sin Dios? Estará la misma, preparada para no tener esa "fuerza divina" en la cual creer? Estaran preparados para vivir sin reglas como las de la Iglesia (hablo para los que pertenecen a ella), sin obligaciones ni deberes para con el supuesto hombre del mas allá? En el caso del sumamente irreal descubrimiento de que el cielo, el infierno, la vida después de la muerte y un par de cosas mas no existen... Qué sería de la vida de tanta gente que se apoya en esas creencias? Perdón si a alguien que lee esto le molesta mi forma de pensar, comunicole a la gente que ya me cansé de esperar a un ser divino que venga a salvarnos de tanta guerra (no me refiero solo a los enfrentamientos bélicos), de guerra entre nosotros, entre otros, y hasta de la guerra que hay en el interior de cada uno de nosotros en algún momento de nuestras vidas. Algunos, bastantes, podrían llamar a mi situación un desesperado llamado de atención hacía el Dios al cual me enseñaron a adorar; otros simplemente falta de fe. Yo decido creer que soy una persona diferente, como cada uno de nosotros, que cree en el amor, en el alma, y por sobre todas las cosas en la libre expresión de la mente y aunque a algunos les guste y a otros no, esta es la forma de expresarse de la M Í A.
C A R P E D I E M.-
Sigmund Freud, fusionado conmigo.-

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